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Pasión, Amor Carnal y Amistad PDF Print E-mail
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Tuesday, 08 December 2009 20:27

SIMONE WEIL. La amistad pura

http://www.narceaediciones.es/libreria/NC_detalle.asp?idLibro=1062Sylvia María Valls [SMV] 

 

Notas tomadas del ensayo de Micheline Mazeau, Cahiers pour l’étude de la pensée de Simone Weil, Tomo lX, nos. 2 y 3, 1986. Citado en las cápsulas trasmitidas por  Radio Mexiquense en Valle de Bravo durante la semana del 14 de febrero, 2009.  Con [SMV] señalo mis comentarios. Mis traducciones.  

 [Weil] piensa que la pasión, tal cual lo dice la palabra, al igual que en la pasión de Cristo, significa padecer… Primero porque es el hecho de una toma de posesión del cuerpo sobre el espíritu.  Descartes: que las pasiones comienzan a trastornar el juicio antes de deformar las acciones. Llevan a la incoherencia, mezcla insoportable de amor y de odio, como sucede con el celo, lucha entre el deber y la pasión.  S.W. llega a ver afinidad entre la pasión y la locura por el hecho de que los factores subjetivos le llevan la delantera a la razón.  Doblemente impura la pasión: nos impide ser sinceros con nosotros mismos y esto es algo contradictorio… no soporta la distancia… la ausencia del ser amado es insoportable; el deseo de destruirse, de suicidarse por el ser amado que proviene de no poder conciliar el sentimiento de la propia existencia y de la otra persona. No tomarse a sí mismo en consideración es una falta vs la razón. Entonces, la pasión significa:   

·         subordinación del espíritu/mente al cuerpo, incoherencia, ceguera, contradicción, esclavitud, rechazo de la separación, de la distancia, predominio de la imaginación. 
 Su director de disertación René la Senne la describe como emotiva, activa… apasionada (y ella se echa a llorar).  Pero SW también dice que las pasiones son buenas siempre y cuando se sepa regresarlas al nivel de los sentimientos, que un ser apasionado tiene mucha fuerza sólo que no sabe dirigir/conducirlas… Sin afectos no actuaría uno (pero) piensa que hay que saber utilizar los afectos para actuar y no para destruir. Dice que hay que entrenar al cuerpo para que éste pueda servir al espíritu/mente.
[SMV:  Aquí recuerdo la insistencia del Don Juan de Carlos Castaneda al efecto de que “el cuerpo encierra en él las llaves del reino”… (cito a CC de su carta a mí fechada el 24 de mayo de 1973, justo en mi trigésimo cuarto cumpleaños…).  Por cierto que: Mircea Eliade, el historiador de las religiones, dijo haberse sorprendido en extremo ante el itinerario intelectual de Simone Weil que a él le resultara tan “virtualmente idéntico” al de los chamánes siberianos entre los que trabajó.] 
Pero, desgraciadamente, comenta Micheline Mazeau, Simone Weil va a echarle la culpa sobre todo al cuerpo de los males provocados por la pasión… [SMV: Aquí concuerdo con ella en que, no habiendo conocido el amour-passion carnal, Simone Weil no podía juzgar este asunto en pleno conocimiento de causa… (más sobre esto al rato…)]
Ahora bien, explica M.M., nunca hizo Simone Weil un estudio sobre la función sexual en su conjunto y su vida de célibe total la deja fuera del juego… Para ella “sólo el amor sobrenatural es libre” y piensa que el amor natural (carnal) es esclavitud y tiende a subyugar. Se pregunta si “entre los goces que perturban la mente haya alguno que no esté relacionado/aliado al poder/ al mando sobre otro ser”.  La ausencia de poder y dominio sobre el otro no le parece posible --al menos en la unión carnal común.  La confunde así que la unión carnal resulte necesaria para la procreación… Y es que el deseo le parece una violación para el ser amado. “Poseer” para ella es “ensuciar”… “Ensuciar es modificar. Es tocar, querer cambiar. Lo bello es lo que no se puede querer cambiar. Ejercer el poder sobre algo es manchar. Poseer es ensuciar”. 
[SMV: En lo personal, Simone Weil no aguantaba ser abrazada muy fuerte o efusivamente, como si se sintiera atrapada, cohibida… por ello. Concuerdo con Mazeau en que va demasiado lejos en su condena del sexo, aunque mucho de lo que dice al respecto parece bien cierto… El rechazo de la sexualidad en ella está, al igual que en las Enseñanzas de Don Juan, relacionado a la idea de la función de la energía sexual y de la castidad, aunque el brujo Don Juan (cuyo nombre de seductor es otra clave cifrada de los libros de CC…) no le cierra la puerta enteramente a la posibilidad de una trascendencia por medio del acto sexual. Por lo demás,  sin embargo, son idénticos en creencia y recomendación… ] 
Retomando la exposición de MM, apunta ésta que: * Teóricamente el cuerpo, en la espiritualidad weiliana, tiene un status considerable.  No es el producto de un demiurgo (malo) como pensaban los cátaros.  Para ella, si la carne es un velo entre Dios y nosotros, también es un instrumento de salvación, “una levadura mediante la cual el alma actúa sobre el alma”.  Ambos recalcan la importancia de no malgastar la propia vida.  Weil observa:  “Puedo empujar mi cuerpo hacia el bien más lejos de donde se encuentra el alma; entonces, el cuerpo arrastra al alma con él” (la cita proviene de su libro Connaissance surnaturelle, conocimiento sobrenatural…).  
 [SMV: No puedo enfatizar lo suficientemente la perfecta coincidencia aquí en relación a las enseñanzas de Don Juan… y lo sorprendente que resulta esto ante dos figuras tan diametralmente opuestas como han sido la Virgen Roja y el “Coyote” de la saga castanediense, por lo menos en lo que se refiere al aspecto “personal” de sus respectivas identidades… En el ámbito de lo “impersonal” dan muestra de coincidir muy católicamente en un conocimiento que de esta forma se muestra validado, siendo justamente "universal", es decir, auténticamente "católico" y no ya persistentemente deformado por el prisma romano de lo que será o no será “pecado”...]
 Simone Weil comenta el discurso de Aristófanes en El Banquete de Platón:
 “Nuestra desdicha es encontrarnos en estado de dualidad, desdicha que resulta de una mancha original de orgullo y de injusticia. La división de los sexos es sólo una imagen sensible de este estado de dualidad que es nuestra tara esencial, y la unión carnal es una apariencia engañosa como remedio de ella. Pero el deseo de salirnos de la dualidad es la marca del amor en nosotros y sólo el Dios Amor nos regresará de esta dualidad a la unidad que es nuestro soberano bien”.  
Otra idea que encontramos en ella es que “En el fondo los placeres de los sentidos, como tales, son lo único que hay de realmente inocente… Placer de la vista (colores, formas), del oído (sonidos dulces), del paladar… de los músculos en el ejercicio… todo eso es sano siempre y cuando el alma no busque perderse en ello para colmar un vacío” (citado de la biografía de Simone Weil por Simone Pétrement, publicada en español por la ed. Trotta). 
Veía en la unión carnal una tentativa por colmar el vacío y esto para ella era el resultado de una ilusión de la imaginación puesto que semejante unión no podría colmar el vacío”.  Narciso: “Se pide a sí mismo ser otro para amarse. El amante le pide a la amante que se convierta en él. (Sólo Dios es él mismo y otro.)” (citado de sus Cahiers, II… los Cuadernos de SW, a distinguirse de los Cuadernos de la Asociación arriba mencionados donde aparece el artículo que anoto, traduciendo lo esencial… )  “El amor carnal, bajo todas sus formas, desde la más alta, desde el verdadero amor platónico, hasta la más baja, hasta la débauche —tiene como objeto la belleza del mundo” (cita de Attente de Dieu/A la espera de Dios…).
Dice SW que el amor dirigido al espectáculo de los cielos, de las planicies, de la mar, de las montañas, sus mil ligeros ruidos, las ráfagas del viento, el calor del sol, este amor que todo ser presiente por lo menos un momento, es un amor incompleto, doloroso, porque se dirige a cosas incapaces de responder, a la materia. Los seres humanos desean entregarle ese amor a un ser que se les parezca, de responder al amor, de decir sí, de entregarse.  El sentimiento de la belleza a veces ligado al aspecto de un ser humano hace posible la transferencia. “Pero es la belleza del mundo, la belleza universal hacia la que se dirige el deseo…”  
 La importancia de la fidelidad en el amor proviene de que “todo lo que se relacione a la belleza debe quedar sustraído al transcurso del tiempo.  La belleza es la eternidad aquí abajo, es presencia real de Dios aquí abajo” (ibid.)   Y es que el deseo de amar en un ser humano la belleza del mundo es esencialmente el deseo de la Encarnación. Sólo por error se piensa que pueda ser otra cosa. Solo la Encarnación puede satisfacer ese deseo. 
También a los místicos se les reprocha muy equivocadamente el empleo del lenguaje amoroso. Ellos son sus legítimos propietarios.  Los otros sólo tienen derecho de tomarlo prestado”. Así que el alma, inconscientemente, a través de la belleza sensible busca a Dios, y, como sucede con las enseñanzas de Don Juan, si la energía sexual no es mala en sí, ni por mucho, hay una especie de desvío de la función de esta energía en la unión carnal consumada, ya que esta energía en realidad está destinada al Amor de Dios. Y piensa ver en el hecho de que para el ser humano la energía sexual existe en cualquier época del año una muestra de que esta energía no está destinada a un uso natural sino al amor de Dios.
En el seno de la castidad (que ella propone) asistimos a una especie de rehabilitación del deseo [SMV: Al igual que con Don Juan] “porque es tan valioso es igualmente importante no satisfacerlo” sino que hay que reservarlo…  Eros esencialmente es la Energía suplementaria.  Esta energía suplementaria es de todo lo que disponemos para el Amor. El Amor Profano y el Amor de Dios provienen del mismo lugar. (Conocimiento sobrenatural…)
Estás sobre una carretera con dos vías por delante:  “una energía suplementaria nos ha sido otorgada por Dios… Algunos la hacen salir de sí mismos con el acompañamiento de la voluptuosidad.  Otros se la dan a comer a la mejor parte de su alma”…
 [SMV: Esto como se verá es puro Castaneda, sólo que su Don Juan habla del “poder” que hay que “acumular” para lograr que el “Nagual” (que está como agazapado “debajo de la mesa”, decía CC) de alguna forma se trepe “sobre la mesa”… --y una vez que lo ha logrado, ya nunca cambia de lugar… siempre seguirá sobre la mesa… no hay quien lo destrone…” :  aquí he citado verbatim al "brujo" de mi juventud…).]  
La Castidad. 
Gran elogio de la castidad en su obra.  La inspiración occitana –del Amor Cortés (asimilado al amor platónico): “. . . el amor cortés tenía por objeto un ser humano; pero no se trataba de un deseo de posesión.  Se trataba de una espera dirigida hacia el ser amado cuyo consentimiento requiere”.  A este consentimiento le llaman Merci, la gracia (términos relacionados).  “Semejante amor en su plenitud es Amor de Dios a través del ser amado: En el país de Oc [en lengua occitana, oc=sí] como en Grecia, el amor humano fue uno de los puentes entre el hombre y Dios”.  . . . Para que la castidad pueda tener semejante fruto—alcanzar la unión con Dios—tiene que haber un desapego total… “todo apego es de la misma naturaleza que la sexualidad. En esto Freud  tiene razón (pero sólo en eso, dice*). . . Habla de las solteronas apegadas a “los pericos, perros, sobrinos, pisos encerados”. . . No han recogido el fruto de la castidad porque no han sido castas.  “Castidad, pobreza y obediencia” son inseparables. Aquí reencuentra los preceptos de la ascética cristiana. Pero la transferencia se puede hacer sobre todas las cosas, un partido, un falso Dios . . . Hay falsos místicos que sólo buscan una situación de privilegio.  ¿Cómo es que nuestro deseo va a escapar a todas esas tentaciones?  La belleza sirve como mediación.**
  * “El freudismo sería absolutamente cierto si el pensamiento en él no estuviera orientado de tal manera que resulta absolutamente falso. (Cahiers III, p.98) “Reprocharle a los místicos amar a Dios con la facultad del amor sexual es como si se le reprochara a un pintor el hacer cuadros con colores que están compuestos de sustancias materiales. No tenemos otra cosa con qué amar. Podría hacérsele, por lo demás, el mismo reproche a un hombre que ama a una mujer. El freudismo en su totalidad se encuentra saturado del mismo prejuicio que se ha dado por misión combatir: a saber, que todo lo que es sexual es vil”. [ibid…]
**La belleza está desnuda, no disfrazada por la imaginación. Hay presencia real de Dios en todas las cosas no encubiertas por la imaginación ( . . .) Lo bello captura la finalidad en nosotros y la vacía de un fin, captura el deseo y lo vacía de objeto, dándole un objeto presente e impidiéndole así lanzarse hacia el futuro”.  El precio del amor casto es que el goce está en el futuro. 
Igual que Platón [y que "Don Juan"] veía en la castidad una especie de auto-fecundación del hombre, la idea de los antiguos de que tanto en los niños como en los hombres castos la esperma circulaba en la sangre, en lugar de “tirarla” ["de la cintura para abajo" aclaro yo] al retenerse, esa energía lo engendra a él, engendra en el mismo ser una energía superior. Esta energía va a ser creadora.
Los artistas “necesitan excitarse para producir en su organismo la energía necesaria a su arte. Pero la satisfacción, lejos de ayudarles, les roba una parte de la energía de esta forma suscitada. Si de todas formas crean es porque les queda o les sobra la suficiente”.  Dios engendrándose eternamente a sí mismo.  [SMV: De ahí la insistencia de Don Juan Castaneda de no “regarla”…]  
El único amor posible para Simone Weil será el amor casto o el amor-amistad. 
El amor casto o el amor-amistad. 
A los quince años Simone Weil se forja la imagen del amigo desconocido que quizá algún día conocería. Sabemos de su experiencia de un encuentro personal con Cristo cuando vivía en el sur de Francia, durante las postrimerías de la segunda guerra mundial y de su experiencia a las puertas de la misma iglesia en la que San Francisco solía rezar (sintió gran amor por la figura de San Francisco, hoy asociado a la idea de la ecología, un poco el “santo” patrón de ella además de  patrón de nuestra bella villa antigua y querida, Valle de Bravo…”pueblo amigo”).    
De la amistad dice que no debe buscársela para curarse de los males de la soledad (que buscar escapar de la soledad es una cobardía) sino que ésta debe “redoblar los goces de la soledad”.  No se busca, no se la sueña ni desea sino que se la ejerce: es una virtud. Desear la amistad es una falta. La amistad también puede no ser casta. Si proyectamos la mirada hacia el futuro, es impura; si fantaseamos, depende de la imaginación. Cita la definición de Pitágoras al efecto de que la amistad es “una igualdad hecha de armonía” – y esta armonía tiene el sentido de la unión de los contrarios.
 Contrarios somos yo y el otro –tan distantes que sólo en Dios pueden tener su unidad.  “La amistad entre los humanos y la justicia son una sola y misma cosa”.  La armonía también es proporción.  Por eso critica a Santo Tomás de Aquino y al filósofo católico Jacques Maritain que lo cita cuando separan a la amistad de la justicia y dicen que ésta es la unión de dos seres que llegan a ser iguales entre ellos y que se parecen.  ¿Cómo pudo entonces Cristo ser amigo de sus discípulos?, se pregunta.  Para ella Aristóteles es el árbol cuyo fruto siempre está podrido.  No le cabe duda en cuanto al verdadero genio de Platón (y por asociación de San Agustín), mientras que de Aristóteles sólo puede decirse que tuvo talento, al igual que su continuador Sto. Tomás. 
Le escribe  a su patrón y amigo Gustave Thibon que las divergencias por el contrario son preciosas en la amistad porque nos obligan a ser justos: las diferencias entre los amigos obligan a reconocer a un espíritu/ a una mente que no es la mía sino la del otro, lo cual, dice, es un verdadero acto de amor. Así se ama a un ser tal cual él es y no como me lo quiero imaginar. Y hay armonía porque aquí hay una unidad sobrenatural entre dos contrarios que son la necesidad y la libertad, los contrarios que Dios creo al crear el mundo y a los hombres.
Hay igualdad porque se desea conservar la facultad de libre consentimiento en uno mismo y en el otro. Para ella este deseo de preservar la autonomía en uno mismo y en el otro es algo prácticamente sobrenatural. Dice que la amistad es un milagro:  “La amistad es el milagro por medio del cual un ser humano acepta mirar desde la distancia y sin acercarse al ser mismo que le es tan necesario como le es necesario un alimento” (A.D., “A la espera de Dios”). 
La distancia para ella es la condición necesaria sin la cual no existe pureza en la amistad. Recomienda cierta indiferencia que en este caso no es falta de interés sino el deseo de no ver al amigo como una fuente posible de satisfacción de una carencia. Donde hay necesidad puede haber dominación (y por lo tanto, pérdida de libertad de ambas partes).  Y no tenemos más derecho de disponer de los demás de lo que tenemso de renunciar a la libre disposición de nosotros mismos a favor del otro.  
Sus amigos fueron testigo de que ella realmente añoraba intensamente la ternura, la comunión, la amistad.  El encuentro con el amigo y la separación, la distancia, son dos formas de la amistad y contienen el mismo bien, dice, en un caso como placer y en el otro como dolor/pena. Lo bueno de la distancia reside en el respeto del otro.  Dos seres que se aman aceptan ser dos y van a excluir toda relación de dominio. Toda amistad es impura si en ella se halla cualquier vestigio del deseo de agradar o de que el otro nos agrade.  En una amistad perfecta estos dos deseos están totalmente ausentes. Los dos amigos aceptan enteramente ser dos y no uno.  Sólo en Dios tiene el hombre derecho de desear esa unión directa.
La amistad, así, debe en efecto ejercerse como una virtud. Una amistad verdadera es de cierta forma algo eterno. El desapego consiste en repetirse a uno mismo que aquél al que uno ama puede morir, puede ya estar muerto en el momento en que se piensa en él, en amarlo así y aceptar tal eventualidad.  Aquéllos a quienes amamos y que nos aman les dan una existencia objetiva, al discernirlos, a ciertos valores que hay en nosotros. Somos como un compuesto de esos valores. Cuando un amigo muere uno sufre una amputación.  Igualmente, al cambiar de medio, de condición social, uno realmente cambia de ser.  Dice que uno es algo o alguien gracias a los amigos, pero que finalmente lo mejor es no ser nada.
[Don Juan Castaneda aconsejaba “borrar la historia personal" como una fórmula de acceso al “nagual”… Simone Weil por su parte se refiere al ámbito de lo impersonal, fórmula a su vez utilizada por ella en su esfuerzo por no alienar a los ateos, a quienes la palabra Dios produce un inmediato rechazo.  Pero hay que recordar también que la “decreación” que ella recomienda es prerrequisito para que el “todo” se haga en nosotros gracias precisamente a esa entrega total de sí requerida para que el mismo Dios encarne en uno… Las diferencias y similitudes entre el “poder” al que se refiere Don Juan (vía Castaneda) y el amor impersonal que informa la trayectoria de Simone Weil podrían ser tema de una disertación para la cual yo, en particular, no me siento enteramente preparada: hay quienes ven en Castaneda al diablo mismo y hay quienes lo identifican con el Cristo; curiosamente, la fecha de nacimiento de C.C. fue un 25 de diciembre. ¿Cristo o Anti-Cristo?] 
Simone Weil piensa que hay que buscar que las diferencias no disminuyan la amistad y que la amistad no nos empuje a atenuar las diferencias.  Si el “yo” es odioso, el “nosotros” es peor: su resultado es el totalitarismo. A pesar de lo cual disfrutó mucho de la camaradería cuando llegó a ser militante sindical. Pero para ella siempre fue un deber preservar la verdad en sus relaciones y no dejó de ser muy franca; decía lo que en conciencia pensaba tener la obligación de decir. Exhortaba a sus amigos a dar lo mejor de sí mismos. Era exigente en esto como en todo. Sospechaba de la indulgencia que puede nacer de la complicidad y tendía a ser más estricta con sus amigos que con los demás.
“El amor es querer compartir el sufrimiento del desdichado cuando uno es feliz y cuando se siente uno desdichado sentirse feliz con la felicidad del otro”. 
Semejante amor es sobrenatural, del orden de la gracia. 
 “La amistad pura”, dice, “es una imagen del la amistad original y perfecta que es la de la Trinidad y que es la esencia misma de Dios:  es imposible que dos seres humanos sean uno y que no obstante respeten escrupulosamente la distancia que los separa a menos de que Dios esté presente en cada uno de ellos: . . . la verdadera amistad pasa por Cristo”.  (Citas de sus Cahiers, I…) 
 “En cada una de las tres relaciones señaladas por la palabra amistad, Dios siempre es mediador. Es mediador entre sí mismo y sí mismo. Es mediador entre un hombre y otro hombre.  Dios es esencialmente mediación. Dios es el único principio de armonía. Es por lo que el canto conviene a su alabanza”. (Cita de “Intuiciones pre-cristianas”.) 
Apunta S.W. que en las agrupaciones humanas “los términos ya no son yo y el otro o yo y los otros sino fragmentos homogéneos de nosotros . . . se encuentran ligados sin que haya mediación. . . y nada es más contrario a la amistad que la solidaridad, provenga ésta de la camaradería, de la simpatía personal o de la pertenencia a un medio social, convicción política o incluso nación o confesión religiosa. Ve el tercer mandamiento “Amaos los unos a los otros como yo os he amado” como la forma divina de prevenir que la amistad se convierta en un apego impuro o en odio . . .
 “La amistad pura como la caridad hacia el prójimo encierra algo así como un sacramento”. (ver  “A la espera de Dios”.)
Pero, así como la amistad no es nada fácil, la amistad perfectamente pura es algo muy raro.  Sólo el amor incondicional es puro aunque es también una locura.  Y habla del amor de la madre por su hijo como la mejor imagen que podamos hallar aquí abajo del amor incondicional. Pero este amor, dice, puede agotarse:  “Sólo el amor de Dios y el amor anónimo del prójimo son incondicionales . . . [a lo cual] puede añadirse el amor (amistad) entre dos amigos de Dios que han llegado sobre el camino de la santidad más allá de ese punto en el que la santidad es algo definitivo.  Puesto que la única condición para esta amistad es la perseverancia en la santidad tanto del uno como del otro”. (De CS, Conocimiento sobrenatural.)  Algo muy raro…
Pero puede haber destellos de tal amistad entre personas que no son santas –aunque no sea más que por un instante, así como puede darse entre enemigos mortales en medio de una guerra.  
En su conclusión a este estudio que he traducido en partes, transcrito y acotado, Micheline Mazeau señala cómo, en el amor carnal, el placer de los amantes puede también convertirse en un trampolín que les permite pasar del amor profano al amor sagrado. [SMV: --que es a lo que apuntan las practicas del tantrismo, por ejemplo, y lo que igualmente se vislumbra en Las enseñanzas de Don Juan.] 
El camino escogido de Simone Weil será el del ascetismo cristiano, pero no dejará de desearles a sus amigos la posibilidad del júbilo, de la felicidad, de la plenitud. Esa trascendencia a la que a veces acceden las parejas que logran culminar su unión en la perfección.     
Last Updated on Saturday, 14 May 2011 02:36